martes, 27 de mayo de 2014

EL GIGANTE DE SANGONERA

El 13 de Julio de 1979 el diario LA VERDAD de Murcia publicaba en su portada solo dos noticias. Una de ellas cubría casi el 70 % de su superficie: la tragedia del Hotel Corona de Aragón, ocurrida en la mañana del día anterior, cuando un terrible incendio acabó con la vida de mas 70 personas y produjo mas de un centenar de heridos, entre ellos la viuda del General Franco y su yerno, el Marqués de Villaverde. La otra noticia era sobre algo muy distinto. En un recuadro en el ángulo inferior derecho podía leerse: “En Sangonera la Verde posible encuentro OVNI en la tercera fase”.

 


En la página 7 del diario de máxima difusión en la Región de Murcia, una noticia sorprendente ocupaba toda la extensión de la misma, su título: “La Verdad en la zona de un posible encuentro OVNI en la tercera fase”, “Vimos un ser de dos metros y medio con escafandra”.

Un artículo del periodista Antonio López, con cinco fotografías del reportero gráfico Tomás, contaba la aventura vivida por cuatro muchachos de edades comprendidas entre 14 y 18 años en un paraje próximo a la pedanía murciana de Sangonera la Verde (1) en las cercanías de la Sierra de Carrascoy.


El relato de Antonio López contaba que los cuatro jóvenes habían subido al monte por la noche a cazar tórtolas (2). Se desplazaban en dos ciclomotores (Antonio y Jesús iban en uno y Ginés y José en otro) (3). Seria poco mas de las doce, cuando se encontraban en el paraje conocido como “Fuente del Perro”, entonces se percataron de la presencia de una potente luz encima de un montículo denominado “Cabezo Colorao”.

Estaban debajo de un pino cuando vieron la luz, uno de los muchachos (Ginés (3)) dirigió el faro de su moto hacia lo que ellos denominaban “el planeta” y dando puño a moto parada lanzó destellos de luz, tras lo cual el objeto pareció “responder” emitiendo un rayo de luz que cambiaba de intensidad. Entre esa especie de juego y la observación expectante de aquel objeto, transcurrieron unos cuarenta y cinco minutos.

Antonio Guirao (4) ha afirmado recientemente que el tiempo en que estuvieron viendo el objeto no fue superior a veinte minutos, muy inferior en cualquier caso a los tres cuartos de hora de los que informaba en su día en el reportaje de “La Verdad”.


El objeto no era demasiado grande, los testigos lo describen como de un tamaño semejante a un coche, con un gran foco de luz amarillenta y absolutamente silencioso. Aunque Antonio Guirao también nos dijo recientemente que el objeto emitía luces de distintas tonalidades, amarilla, roja, verde. Según el articulo de “La Verdad”, así como el testimonio de Antonio Guirao (4), los muchachos no sintieron temor cuando vieron el objeto luminoso, sino cuando mas tarde escucharon crujir ramas, como si alguien se aproximara caminando. Fue en ese momento cuando se percataron de que, a unos pocos metros, avanzaba hacia ellos un individuo de aspecto humanoide de gran estatura (unos 2 metros y medio se recoge en el artículo) y provisto de “una especie de gabardina, algo plastificado, con cremallera y bolsillos con rayas en el pecho. De color negro u oscuro. Y una especie de careta o casco en la cabeza”, lo que les produjo un inmenso temor y huyeron rápidamente con los ciclomotores en dirección al pueblo.


 Recientemente Ginés Jiménez (3) aseguró que vio como el ser se bajo del objeto y se dirigió hacia ellos y que cuando estaba cerca les habló en un idioma que no podía comprender. Sin embargo Antonio Guirao (4) reafirma lo publicado en “La Verdad”, declarando que no vieron a aquel ser hasta que escucharon el crujir de ramas, no habiéndolo visto descender del objeto.

En cuanto a la descripción del ser Ginés y Antonio coinciden salvo en que Antonio dice que en el pecho llevaba una especie de marcas reflectantes solo en el lado derecho, mientras que Ginés dice que las tenia en ambos lados.

Los muchachos no pararon hasta llegar a las primeras casas del pueblo. Por el camino una de las motos (la que conducía Ginés Jiménez (3)) se pinchó, pero tal era su temor que no quisieron detenerse y continuaron la marcha, llegando con el neumático destrozado.
























Sobre la una de la madrugada varios vecinos que estaban jugando una partida en el bar “La Morena” (5), que se encont al principio de la población según se bajaba del monte, vieron llegar a los muchachos con el gesto desencajado y presas del pánico. Aunque en principio no creyeron la historia que contaban acabaron dudando ante el estado de excitación y nerviosismo que presentaban los cuatro jóvenes.

Así que una media docena de hombres cogieron dos coches y acompañaron a Ginés Jiménez (3) al lugar desde el que habían estado observando el objeto y al extraño ser, quedando el resto de los chicos en compañía de otros clientes del bar en la puerta del mismo.

Francisco Martínez, un trabajador metalúrgico de 39 años, que se encontraba entre los que se quedaron en la puerta del bar “La Morena”, declaró al diario “La Verdad” que al instante de haber partido los dos vehículos vimos como esa cosa, lo que fuera, despegaba de encima del monte, daba una vuelta y tomaba rumbo a Cartagena. Fue lo único que vimos, porque los que se fueron en los coches no encontraron nada”.

En las entrevistas realizadas recientemente a Antonio Guirao (4) y a Ginés Jiménez (3) nos dicen que el objeto al marcharse lo hizo en dirección a la Sierra de Carrascoy, es decir hacia Andalucía, no en dirección a Cartagena como afirma Francisco Martinez en el reportaje de La Verdad.

Continua este reportaje diciendo que alguien informó que un hombre que vive en pleno monte, muy cerca del lugar del supuesto  aterrizaje, había sido testigo de un fenómeno parecido ocurrido con anterioridad, así que localizaron a Prudencio Jiménez Hernández, un pastor de 65 años que confesó no haber creído nunca “en estas cosas”, pero que desde su propio domicilio, un casa solitaria construida en mitad del monte donde tiene su ganado, fue testigo tres meses antes de una extraña visión, algo que hasta entonces no había contado por temor a que nadie le creyera.


Sobre la medianoche, también encima del “Cabezo Colorao”, divisó un objeto que emitía una fuertes luces y hacia ruido. No podía ser un avión porque Prudencio estaba muy acostumbrado a ver aviones pasar y aproximarse a la pista de la Base Aérea militar de Alcantarilla, que está muy cerca. El sabía que los aviones tienen luces de posición rojas y verdes “pero esto tenía una luz fuerte, aunque yo no veo bien, y hacia ruido, lo escuché aunque soy un poco duro de oído”.
Al observar este objeto, Prudencio entró a la casa para llamar a su nieta que estaba durmiendo para que viese algo que para él era extraordinario, pero cuando ambos salieron fuera solo pudieron observar como aquello levantaba vuelo y se marchaba.
    
   El reportero Antonio López y el fotógrafo Tomás subieron a la cima del “Cabezo Colorao”, encontrando unas curiosas huellas semejantes a pisadas, pero no de un zapato normal, estaban formando ángulo y eran demasiado profundas, “solo las puede haber dejado un parde botas muy pesadas de alguien muy alto”.

Por aquellas fechas, el equipo de investigación del ufólogo murciano Jesús Sancho se desplazó al lugar del caso y encontró huellas de un posible trípode de aterrizaje del objeto sobre el “Cabezo Colorao”, así como una sorprendente huella de calzado plano de 38 cm de longitud. (5).

Ginés Jiménez (3) afirma que por donde anduvo el extraño ser encontraron vegetación aplastada y Antonio Guirao (4) dice que en lo alto del “Cabezo Colorao” podían verse las huellas de un trípode, una especie de triangulo isósceles, así como dos huellas de zapatos de grandes dimensiones, una completa y la otra media.

ANTECEDENTES DE CASOS DE HUMANOIDES EN LA REGION DE MURCIA (6)
 
CASO LA TERCIA



En la diputación de La Tercia en Lorca, junto a la sierra que lleva su nombre, el 23 de mayo de 1977, sobre las 21,45h. alguien fue testigo de un supuesto aterrizaje de un OVNI.


Un joven que regresaba a su casa observó, sobre un montículo cercano, tres luces; una de color amarillo, otra verde y otra roja, las dos últimas intermitentes. No le dio demasiada importancia; seguramente pensó que podría tratarse de un avión. Pero mientras pensaba esto se vio inundado por una potente luz blanca que le asustó tanto que fue a refugiarse detrás de un coche.


Cuando miró hacia el origen de la luz, observó que procedía de un objeto volador con un trípode en su parte inferior, que descendía lentamente hasta posarse en un descampado cercano a su casa; y todo ello en medio del más absoluto silencio.
 
     Desde su escondite, a unos sesenta metros del objeto, el testigo pudo ver que se trataba de una especie de nave espacial de forma ovoide, de cuatro metros de diámetro mayor y dos de diámetro menor. Llevaba dos luces intermitentes en sus bordes, una roja y otra verde, y en el centro observó una ventanilla por donde salía luz amarilla. Por esa ventana pudo ver, en el interior del objeto, dos seres de apariencia humana pero de baja estatura.


Tras aproximadamente dos minutos el objeto se elevó y se fue a gran velocidad por el aire. En ese momento el testigo escuchó una especie de silbido; algo que se parecía al ruido que hace una rueda de coche cuando se desinfla.

El testigo entró corriendo en su casa y contó a sus familiares lo ocurrido. Cuando éstos salieron pudieron percatarse tan solo de un olor parecido al de cables quemados en un cortocircuito. También afirmaron haber sufrido interferencias en la TV durante el tiempo que supuestamente estuvo posado el objeto cerca de la casa.

CARRETERA N-301 ENTRE ARCHENA Y CIEZA

Otro caso muy parecido al que acabamos de narrar sucedió en septiembre de 1981, en la carretera nacional 301, a pocos kilómetros del cruce de Archena, en dirección a Cieza.

Sobre las 21,30 h. un automovilista que viajaba con su familia en dirección a Cartagena, procedente de Cieza, paró a repostar  en  una gasolinera situada en la orilla de la citada carretera. Le atendió un dependiente que presentaba una actitud bastante nerviosa, y que le manifestó que hacía diez minutos que había visto bajar del cielo una “luz” y que estaba “parada” a unos pocos metros de la parte trasera de la gasolinera, en una zona de monte.

El viajero se mostró intrigado por la presencia de aquel extraño objeto luminoso y decidió acercarse un poco más al lugar donde este parecía estar. Llegó a situarse a unos 25 metros de donde estaba la luz y allí permaneció observándola durante un cuarto de hora. Este hombre describió aquel objeto como un óvalo, o un cilindro, de unos cuatro metros de envergadura. En su parte superior parecía tener una luz semejante a un tubo de neón, con tono azulado, y emitía destellos acompasados, parecidos a los de un anuncio luminoso.

    El objeto estaba posado en el suelo sobre unas patas de unos 80 cm. de altura (el testigo sólo pudo ver las dos que estaban en la parte frontal). En el cuerpo del objeto podía apreciarse una ventanilla por la que se adivinaba el interior del mismo, aunque el testigo no vio nada que se moviera ante esta abertura.

Apremiado por su familia que le pidió reiteradamente que se marchara de allí, y con cierto temor ante lo extraño de la observación, el testigo volvió a su coche y continuó su viaje; quedando el objeto posado y sin actividad aparente.

LA HUELLA DE LOS RODEOS

En el siguiente caso se mezclan avistamientos de OVNIs, desaparición de animales y efectos físicos sobre el terreno. Sucedió el 13 de agosto de 1978, cuando un grupo de jóvenes encontraron unas extrañas huellas en el borde de un apartado camino, en medio de un solitario lugar; un paraje denominado “Los Rodeos”, distante siete kilómetros de la población de Ceutí. La forma y dimensiones de la huella son tan curiosas como los sucesos que envolvieron su descubrimiento.

Pedro Maldonado Vicente, delegado en Ceutí del Centro Investigador de Fenómenos Extraños (C.I.F.E.), había organizado una expedición de rastreo a una zona en la que en fechas anteriores se habían denunciado avistamientos de extrañas luces que evolucionaban a baja altura.

Ya había precedentes en esos parajes de observaciones de OVNIs desde hacía algún tiempo, además de en fechas muy próximas a la del hallazgo de las huellas. Avistamientos que coincidieron en el tiempo con la desaparición de un perro de raza pastor alemán, propiedad de un agricultor que tenía una casa muy cercana a la zona; aquel hombre no se explicaba cómo alguien podía haberse llevado su perro sin dejar señales de violencia.

En la noche del día mencionado, el grupo que dirigía Pedro Maldonado provisto de linternas avanzaba por un camino, cuando alguien se percató de siete marcas que se encontraban al borde del sendero. Al iluminar las marcas se dieron cuenta que se trataba de huellas de una extraña “pata” que ellos no eran capaces de identificar con ningún animal conocido. Además se daba la curiosa circunstancia de que la primera y la última de las siete huellas encontradas se hundían más en el terreno que las otras cinco intermedias.


 Todas ellas estaban en línea recta y parecían corresponder a una especie de “pie” derecho. Todo parecía indicar que podría tratarse de un ser bípedo, y darse la circunstancia de que la pata izquierda no se hubiese marcado en el terreno por pisar una zona de camino muy dura y compactada, mientras que la derecha lo había hecho en el polvo acumulado justo en el borde de la senda.

 De inmediato, algunos de ellos regresaron al pueblo y volvieron provistos de escayola y agua para hacer un molde de las huellas. Aquel “negativo” tridimensional permitió que la huella fuera estudiada por expertos, los cuales no llegaron a ninguna conclusión sobre la identificación de supuesto animal que la podría haber provocado; el caso quedó “sin resolver”.


Lo que sí se pudo hacer es determinar el peso aproximado del ser, gracias a la medición de la tensión característica del terreno en el punto donde se encontraban las huellas y de la profundidad de las mismas. Con todos los reparos razonables, se estimó que, en caso de que aquel animal fuese realmente bípedo, estaríamos ante un ser de 50 kg.
  ¿A qué animal podrían corresponder estas extrañas huellas? ¿Qué hacía un animal desconocido dando un pequeño paseo de tan sólo siete pasos en un paraje perdido y desértico de la Región de Murcia? ¿Podría existir alguna relación entre los objetos voladores no identificados avistados, la desaparición del perro y las huellas encontradas? Después de tres décadas, estas preguntas siguen sin encontrar respuesta.




REFERENCIAS:
(1)   Sangonera la Verde. Pedanía perteneciente al municipio de Murcia (comarca de la Huerta de Murcia), en la Región de Murcia (España). Cuenta con una población de 9.648 habitantes (4859 varones y 4789 mujeres) (INE 2009) y la población de Torre Guil 177 habitantes (86 varones y 91 mujeres). Sangonera la Verde tiene una extensión de 14,418 km². Se encuentra a 8 km de Murcia y se sitúa a una altitud media de 95 metros sobre el nivel del mar, en el valle de la Sierra de Carrascoy.

(2)  Tórtola. Especie de ave columbiforme de la familia Columbidae que habita en Europa.

(3)   Según declaración de Ginés Jiménez, de fecha 04-11-2010.

(4)   Según declaración de Antonio Guirao, de fecha 10-10-2010.

(5)  El Misterioso Mundo de los OVNIs. El Gigante de Sangonera. Jesús Sancho. Anunciorama de Murcia de 20-02-1990.

(6)  EL ÚLTIMO PELDAÑO, VOCES EN LA ESCALERA DEL MISTERIO. Joaquín Abenza. Ed. Nausicaa. 2007.







         Joaquín Abenza Moreno (Murcia-España)

        Ingeniero Industrial. Director del programa “El Último         Peldaño”, de Onda Regional de Murcia. Autor del libro “El Último Peldaño: Voces en la Escalera del Misterio” (2007). Fundador del C.I.F.E.  Investigador y divulgador.
        http://www.joaquinabenza.com